Los quesos más famosos de Asturias
¿Sabías que existen nada menos que 42 variedades de quesos asturias reconocidas? Este número es más sorprendente todavía si nos fijamos en el pequeño tamaño de esta Comunidad Autónoma. No obstante, su tradición con el ganado vacuno y la cría de ovejas y de cabras, así como a importancia que este alimento tiene en su gastronomía, nos ayuda a entender el porqué de esta gran diversidad.
Entre los quesos más famosos destaca el queso de Cabrales. Un queso azul de sabor intenso que muchos aman y otros odian pero que prácticamente todo el mundo conoce. Se consume solo, pero forma parte también de muchas recetas populares. Una manera tradicional de comerlo es con sidra. Se elabora con mezcla de tres tipos de leche: vaca, cabra y oveja.
Con tres tipos de leche se elabora también el queso de Gamonéu, otro queso azul que está considerado uno de los más cotizados en todo el mundo. Es muy escaso, sobre todo en su variedad puerto, por lo que los amantes de este producto pagan altas cantidades por él.
Entre los quesos de vaca el queso de Oscos es también uno de los más conocidos no solo en Asturias, sino en otras regiones. Es un queso suave y de sabor agradable que gusta a casi todos los amantes de este producto lácteo y que se disfruta tanto solo como en bocadillos o mezclado con fiambres.
El varé también es un queso conocido entre los quesos asturianos. Su variedad original es la laborada con leche de cabra, pero existe una variedad ecológica con leche de vaca que es uno de los pocos quesos ecológicos reconocidos en esta región.
También es muy popular el Casín, un queso de leche de vaca, de sabor fuerte, y que se reconoce porque lleva grabados diferentes motivos. Tiene su propia fiesta, un certamen que tiene lugar en agosto en La Collada de Arnicio y que está considerado de Interés Turístico.
Uno de los secretos que se esconden detrás de todos estos quesos de Asturias es la calidad de su materia prima, ya que están elaborados con leche de animales que se alimentan de los mejores pastos. Muchos, como las cabras o las ovejas, viven en zonas de montaña en las que pueden comer durante todo el año en libertad. Y esto se refleja en el sabor de los productos elaborados a raíz de su leche.