Compromiso con la empresa
Hace tiempo que he dejado de hablar de mi trabajo con la mayoría de amigos, al menos trato de no ser pesado con el tema. Y es que la mayoría de la gente que conozco no están a gusto en sus puestos de trabajo, algo que a mí no me sucede. No digo con ello que siempre que voy a trabajar lo haga con una sonrisa, pero estoy moderadamente contento. Y eso se debe, principalmente, a que la empresa siempre me ha respetado. Esa es la única manera de conseguir un compromiso por parte de los empleados.
Desde hace años se ha puesto de moda entre las empresas buscar un renovado compromiso entre los empleados de forma que no vean a la empresa y sus jefes como enemigos, algo muy común. Pero la mayoría de estas firmas se quedan en la teoría y no aplican estos nuevos criterios porque supone a menudo un coste que no quieren asumir.
Yo empecé a trabajar en la fabrica de leche cuando era un jovencito. Empecé desde abajo. No conocía a nadie en la empresa pero fue un buen momento a nivel de contratación. En los primeros años hice de todo, desde repartir a estar como mozo en la cadena de producción. Siempre he sido una persona muy trabajadora y la mayoría de los jefes que tuve supieron ver que estaba dispuesto a dar lo mejor de mí si se me trataba con respeto, de igual a igual.
Supongo que esa es una de las claves de la relación entre el jefe y el empleado: no caer en la tentación de actitudes despóticas e injustas pero manteniendo un clima de eficiencia laboral. Ese difícil equilibrio es sin duda la clave del éxito.
Ahora yo tengo a personas jóvenes a mi cargo en el departamento de administración en el que empecé a trabajar hace ya diez años. En este tiempo la fabrica de leche ha cambiado mucho, se han incorporado nuevos criterios de producción y han llegado las nuevas tecnologías, pero el ambiente sigue siendo bueno. Y yo me encargo de tratar a los jóvenes como me trataron a mí.